jueves, abril 09, 2009

Qué le dices a un amigo

Si para hablar con el otro hay que estar en la misma sintonía o al menos sentir eso que llaman "empatía" o "ponerse en los zapatos del otro", cómo hacer cuándo constantemente el otro está en una estación de música triste, cuando no es capaz de oír una canción distinta y si la escucha la interpreta como la más desolada de las tonadas.... 

Cómo hacer para qué de un día para otro él entienda que está bien cambiar de estación de vez en cuando y que el mundo es más que un número limitado de opciones, que si bien son conocidas y seguras, también son monotonales, monocromáticas.... monotemáticas incluso. Aunque no estoy segura como venderle la idea de otras estaciones, melodías y colores; siento que por ser un amigo es necesario que me esfuerce.

Y es allí cuando empiezo a darle forma a mi argumento, pues él tiene una extraordinaria capacidad de desbaratar cualquiera que le presente... hasta ahora ninguno lo ha convencido. 
No he podido probarle a mi mejor amigo, que es posible una forma de vida distinta... Comencé intentando hacer uso de mis propios ejemplos, de mis propias vivencias, de la música y los colores que han pasado por mi vida.... pero para todos y cada uno de ellos, había un contra argumento, que más que un acto de rebeldía de su parte, era una especie de revelación siniestra para mi, para mi existencia y lo que creo de ella.

Entonces, deje de ponerme como ejemplo, porque capaz ni yo misma estaba en la estación que decía estar, ni usaba los colores que decía usar y finalmente no hacía lo que de creía debía hacer. Y busqué la respuesta en la vida de otros, de terceros que juzgando desde lejos, pudiera decir que tipo de música escuchan, de qué color ven la vida y hasta con qué tipo de lenguaje se dirigen a los demás.... 

Debo admitir, que más allá de llanas conjeturas y piezas inconexas de un rompecabezas, pensado para nunca completarse, seguía sin argumentos válidos, inapelables, indiscutibles... Llevo mucho tiempo buscándolos, tratando de leer en terceros la clave de una vida diferente, de un dial que suene a otra cosa.... ya no sé si lo hago sólo por él, por su bien.... o si es por testaruda, para probarle que lo que pienso es cierto, o sencillamente porque quiero convencerme a mi misma de la existencia de la alternativa.