lunes, diciembre 31, 2007

El autobús

Para unos es más fácil que para otros llegar a ese lugar por donde pasa el añorado autobús, unos caminan, otros son dejados allí por la compasión de otro ser, hay quienes llegan gracias a un espécimen de igual marca y características, en donde probablemente lo único que cambia es el acento del conductor y su selección de música. Lo importante, es estar allí, llegar en el momento justo para montarse en ese específico bús y no dejarlo pasar, nunca hay que dejarlo pasar, hay que luchar. Y el significado de la palabra lucha es tal y como lo conocemos, montarse en el bús puede llegar a ser una batalla campal. No importa cómo, lo importante es montarse y nunca quedarse esperando 5 o 10 min más por otro identico....

¿Por qué no lo quieren dejar pasar? ¿Por qué esta rutina se convierte en el tormento de las 7 de la mañana y de las 6 de la tarde para muchos de nosotros?

¿Será por los hilos de cronos que nos mueve a su antojo y se burla de la noción que hemos construido de él desde nuestra existencia humana? Unido claro está, a ese sentido de responsabilidad mal entendido que implica marcar la tarjeta a las 8:00 a.m., ni un minuto más ni un minuto menos...

No lo sé o no lo creo, más bien no lo quiero creer, quiero pensar que los motivos son otros, más profundos, más oscuros, más humanos al fin.

Desde los ojos de uno más de ellos se busca dar respuesta a estas interrogantes... encontrar esos motivos, díganme si no es una búsqueda ingrata pero fascinante. Y en esta nueva tarea encuentro una teoría que puede ajustarse a lo que la dinámica del bús significa, pues como todo acto en la vida de cualquier mortal, ésta implica tomar decisiones, si ya es un hábito no comprende mayor complejidad, pero si no lo es, nos coloca en una exquisita diatriba:
Palo Verde o Propatria, por ejemplo
Petare o Chacaito,
Santa Mónica o la UCV.
Es evidente que la decisión no es fácil, en Chacaito está el trabajo y en Petare un millón de oportunidades, desconocidas, fascinantes, y lo peor es que estas opciones son como los buenos dilemas mutuamente excluyentes, no acepta tonos grises, uno se monta o no se monta; eso, es duro.

¿Y qué pasa si se nos va el bús? Ok, postergamos la decisión con suerte solo 10 min más, pero esos 10 min son los peores de nuestro día, empiezan los cuestinamientos, las agresiones personales, el autoflagelo, la recriminación por los actos, por hechos que ya pasaron y que ya nada se puede hacer al respecto, rumiar sobre esto y lo otro, pensar en uno, en su existencia; eso, es aún más duro.

Por eso, es mejor pasar rápido por el momento angustioso de decidir si sigues con tu monótona vida, tu mismo trabajo, tu misma parada o, si agarras otro camino, incierto si, pero seguro mucho más emocionante. En conclusión, la lucha es a muerte, nadie quiere quedarse solo con uno mismo, nadie quiere levantar un diálogo doloroso que nunca acaba y que nos persigue desde siempre y hasta nunca.

El bús, el metro, la cola es aquello que usamos como la excusa perfecta para no pensar en eso que nos agobia a diario y a solas, realizar cualquier acto que evite el pensamiento se convierte en un mandatorio para sobrellevar esta rutina que acaba por complicar más aún la vida de muchos. Si uno desea evitar toda esta cadena de penosos episodios, que entristecen tu vida: párate temprano para que agarres rápido el bús o el metro o no agarres cola y puedas fácilmente sumergirte en la radio, en la conversación de los señores que están delante de ti en el carrito, en la planificación de tu agenda diaria, en el color del vestido de la mujer morena que esta parada en la esquina, en fin en esos detalles y actividades salvadoras... mágicas, porque nos permiten evitar ese angustioso momento de encontarnos con nuestra existencia.

martes, noviembre 13, 2007

¿Y por qué estamos como estamos ?


Nadie niega que tan alabada frase no sea justo lo que hemos venido pensando y sintiendo buena parte del país e incluso del mundo. Aplaudo pues a este Rey, cuando en un acto netamente visceral, le valió tres pepinos la corona, la diplomacia y la etiqueta y le dio a nuestro presidente una pregunta interesante en la cual pensar...


Ahora bien, al ver las diversas manifestaciones del pueblo venezolano, como la que apreciamos en la foto de arriba (pancarta en la autopista Prados del Este) y otras como las que aparecen en el siguiente link http://es.youtube.com/watch?v=sHC5CEmvwBg (Reyggeaton como lo llaman de la escena tan citada) y muchas derivaciones más (http://es.youtube.com/watch?v=2YzWf5mlyK4) quedan claras, a mi juicio, al menos dos cosas que reflejan ese ADN muy peculiar del venezolano, a saber:


  1. De todo saca un juego, una burla, ese chistecito que sosiega el corazón desalentado, en vez de evaluar y centrarnos con mayor detenimiento en las consecuencias políticas, económicas, sociales y diplomáticas del hecho, preferimos ridiculizarlo, vanalizarlo, negarlo a través de lo que mejor sabemos hacer reirnos hasta de nuestra propia desgracia, y

  2. Lo que estamos esperando es al “Mesías”, sea venezolano, gringo, o europeo, rey, plebeyo, esclavo, lo que sea y como sea, pero que “alguien por Dios haga algo por nosotros”. Me pregunto si alguien en Venezuela no habrá pensado e incluso hasta verbalizado esta frase en contra del Jefe de Estado, pero basta con que un tercero ajeno a la situación país lo exprese y allí vamos todos a cantar alegremente nuestro Reyggeaton Por qué no te cayas!!!

En resumen tenemos un pueblo negador que vive de falsas esperanzas, apostandole al éxito por causa de un tercero que viene a salvarnos.... ¿y quién nos salva de nosotros mismos como bagaje cultural, como sociedad, como representación de lo que es un ciudadano dentro del esquema país?

Ante este panorama pienso que tendremos que, o bien quedarnos sordos o tararear discursos socialistas!

jueves, noviembre 01, 2007

Añoranzas


Que de cosas tienen esos seres a los que se les suele llamar personas, individuos, seres humanos, hommo sapiens... de todo lo que me llama más la atención es una característica que los acompaña a todos y que cobra su máxima expresión hasta en los más mínimos detalles de su día a día: la Nostalgia.

Pocos son los que logran realmente identificarla como tal y llamarla por su nombre, pero para servir como guía en esta especie de nubolosa conceptual, la nostalgia se traduce en un sentimiento de pena que produce la ausencia, privación o pérdida de una persona o cosa muy querida.


Tras el descubrimiento de este peculiar afecto que a cualquier mortal le atañe, listaré unos cuantos ejemplos de situaciones u objetos capaces de elicitarlo, con el fin de ser más explicito:



  1. el pasado, la historia. Hay una necesidad intensa de volver a lo que ya vivieron, de ser aquello que eran y sentir eso que sentían, así no hayan sido las mejores de sus experiencias

  2. un mañana que no ha pasado, por cosas que no han tenido, pero que tan solo imaginan. Los poseen en sueños o cuando recurren a algo llamado fantasía (unos con mayor frecuencia que otros) y al volver en sí o despertarse, se encuentran de nuevo con la pérdida, con la falta

  3. lo que no pasó, no hizo, no sintió. Saber que existe, que otro lo experimentó los coloca ante la dura realidad de aceptar que perdieron la posibilidad de.... y eso, la posibilidad de, si la tenían, allí estuvo y no la miraron, la dejarón para un despúes que no llega y que refuerza su vacío, su negligencia

  4. personas "significativas" en su vida, cuyo significado es todavía sombrío, difícil de precisar y más aún de sincerar. Estas personas, que tambíen padecen de nostalgia, en el mejor de los casos de forma recíproca, pasan por la vida de otros y constantemente los colocan en falta, es inevitable enfrentar su ausencia, y si bien es cierto que pronto adquieren algo que llaman "conciencia de objeto" experimentan la pérdida día tras día y persona a persona

  5. obejtos altamente valorados, que van desde una fina chaqueta hasta ese último caramelo que cae al charco del piso de la calle... como los desquicia recordarse de algo que saben que ya no van a tener, que ni el dinero ni sus esfuerzos los conducirán a eso


Lo que está detras de este sentimiento que he tratado de retratar, es el deseo, aquello que hace a los seres humanos libres, diferentes, individuos.... a la vez los hace esclavos de su triste sombra, de su contrapartida: la nostalia por perder el objeto del deseo

sábado, agosto 25, 2007

Capitulo 7 de Rayuela ¿Qué mejor descripción del beso?

En palabras del maestro Cortazár, a quien a penas descubro:

Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco coomprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja. Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y los ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.

miércoles, agosto 15, 2007

Entremeses


Buenas noches, ¿mesa para dos? Si por favor, ¿fumadores o no fumadores?, fumadores por favor, señor me temo que mesa para dos en el área de fumadores no tengo disponible en este momento, ¿será que gusta pasar a la barra mientras esperamos que se desocupe un adecuada para ustedes? El hombre y la mujer, un poco indecisos deciden finalmente pasar a la barra. ¿Que desean de tomar? Una cerveza, dice el hombre, un martini la mujer, tras una larga charla ajena a sus propias vidas e inmersas en la existencia de terceros, se acerca el amable caballero que al principio los recibió: Disculpen señores se está desocupando una mesa en el área de fumadores, siento la demora (habían pasado unos 50 minutos), pasen por aquí por favor.

El caballero les trae con premura la carta a la pareja, tras un tiempo prudencial vuelve ¿Ya decidieron que van a querer ordenar? Si, dice la mujer, yo quiero un entremés, ¿Cuál me remienda? Bueno antes que hacerle la sugerencia tendría que saber si es para compartir. Depende, dice el hombre. La mujer con el sí prisionero en la garganta, concluye: si es que a nosotros no nos gustan las mismas cosas, que atinados fuimos al venir a este sitio que brinda tantas opciones.... A mi me da un carpaccio de lomito, dice el hombre. Yo quiero una ensalada de atún, dice la mujer. Muy amablemente el mesonero les contesta, como recomendación le sugiero otra cosa, porque el atún no está fresco y, el carpaccio si es una buena opción pero el cocinero especialista en eso se acaba de ir por una emergencia, pero viene como 30 minutos, si no les molesta esperar.... Vuelvo en un rato para que puedan decidir.... Y el mesonero se marcha, dejando a los dos perfectos extraños uno frente al otro, en seguida toman de nuevo la carta, hay que volver a escoger, se volverán a notar las discrepancias en los entremeses!

Esta escena es un reflejo claro y simple de las relaciones amorosas, realizando ciertas sustituciones tenemos:

Buenas noches, ¿mesa para dos? Si por favor, ¿fumadores o no fumadores?, fumadores por favor. Cuando se habla de pareja, casi siempre hay un tercero, que funge como mediador, conciliador, fuente de estrés, intriga o angustia para la relación, pero solo dos... nunca. Es que hasta la sombra de un antiguo romance se inmiscuye....

Señor me temo que mesa para dos en el área de fumadores no tengo disponible en este momento, ¿será que gusta pasar a la barra mientras esperamos que se desocupe un adecuada para ustedes? El hombre y la mujer, un poco indecisos deciden finalmente pasar a la barra. ¿Y para qué les preguntan qué quieren?, ¿por qué les muestran un infinito mundo de opciones?, cuando de antemano ya saben que la respuesta siempre es: sabes que soy así, yo puedo hacer un esfuerzo, por ti.... y bueno lo único que te pido es esperar a ver si cambio... lo que pasa es que a tú no le das tiempo al tiempo....

¿Que desean de tomar? Una cerveza, dice el hombre, un martini la mujer, tras una larga charla ajena a sus propias vidas e inmersas en la existencia de terceros. Quizás para no hablar de ellos, de lo que les acontece o sencillamente porque no hay nada nuevo o interesante en tu vida que contarle a él o ella, pero no significa que su vida sea sosa, miserable y triste, no es que no deseen compartir lo que les acontece (lo bueno o lo malo o ninguno de los dos), si no que no lo quieren hacer frente a esa persona que esta al lado suyo, piensan que es infructífero, irrelevante....


Se acerca el amable caballero que al principio los recibió: Disculpen señores se está desocupando una mesa en el área de fumadores, siento la demora (habían pasado unos 50 minutos), pasen por aquí por favor. Tras una larga espera hay una luz que llena de esperanza: si cambio, si me quiere.... por eso lo aceptan sin reservas porque muy dentro de ellos saben que algo bueno les va a tocar, todo el mundo les dice lo buen “partido” que es.

El caballero les trae con premura la carta a la pareja, tras un tiempo prudencial vuelve ¿Ya decidieron que van a querer ordenar? ¿Y qué pasa cuando en la pareja ya pasa "ese tiempo prudencial"? nada, toca el siguiente paso, porque qué excusa van a dar, es lo que se espera y que ni intenten salirse de allí.

Si, dice la mujer, yo quiero un entremés, ¿Cuál me remienda? Bueno antes que hacerle la sugerencia tendría que saber si es para compartir. Siempre, de eso se trata la relación de pareja "sana" ¿cierto?

Depende, dice el hombre. La mujer con el sí prisionero en la garganta, concluye: si es que a nosotros no nos gustan las mismas cosas, que atinados fuimos al venir a este sitio que brinda tantas opciones.... Pero como nada es como "el deber ser, por ello no existe ese siempre.... solo hay “algunas veces” y porque de realidad resulta ser un gusto en común, sino ni siquiera estuviesen en la misma mesa sentados... al menos comparten el gusto por el "acto de comer".
La singularidad de cada uno comienza allí en los entremeses de la relación, pero nadie dice nada, y las defensas más oscuras se ciñen sobre ellos: justificación, racionalización, negación y hasta desplazamientos.... antes loco que asumir las diferencias, pero cómo hacerlo si "nacimos el uno para el otro"


A mi me da un carpaccio de lomito, dice el hombre. Yo quiero una ensalada de atún, dice la mujer. Muy amablemente el mesonero les contesta, como recomendación le sugiero otra cosa, porque el atún no está fresco y, el carpaccio si es una buena opción pero el cocinero especialista en eso se acaba de ir por una emergencia, pero viene como 30 minutos, si no les molesta esperar.... Bueno, nada cuesta volver a darle una oportunidad a la relación, total no siempre les va mal, tienen sus momentos.... esos por los que hoy aún suspiran, anhelan pero a la vez detestan por ser la fuente de su eterno si, puedo esperar un poco más....

Vuelvo en un rato para que puedan decidir.... Y el mesonero se marcha, dejando a los dos perfectos extraños uno frente al otro, en seguida toman de nuevo la carta, hay que volver a escoger, se volverán a notar las discrepancias en los entremeses! Pero, ¿Y por qué no se cambian de restaurante? ¿Y si el quiere su carpaccio y ella su ensalada de atún?, ¿por qué buscar algo con lo cual compensar la falta, con lo que soportar la pérdida, con lo cual engañar al estómago?

sábado, agosto 04, 2007

Similitudes


Nada más crudo que encontrarse frente a frente con su vivo retrato, probablemente pase poco. Creo que si fuera esto más común muchos no sobreviviríamos a tener nuestra propia bosta en la cara...

Todo paso así, como siempre pasan la mayoría de los grandes acontecimientos de nuestra vida, en "compañía" de otros, con alguna bebida que refresque no solo la garganta si no el alma y a la vez, logre bajarle el volumen a la conciencia y, muy especialmente, pasan justo cuando uno menos lo espera quizás lo hayas estado esperando todo la vida, pero en ese instante tú estás cien por ciento seguro que aquél momento... no es.
Allí, cercana al humo de un cigarro aturdida por el bullicio de seres ya sin conciencia a mi alrededor, estaba aquello que logre reconocer como un extensión de mi propio yo, al principio pensé que era el efecto de mi amigo el vino, pero luego empecé a detallar las similitudes: una mueca, una mirada, una palabra, un gesto... reflejo del desprecio por algún comentario de un ya borracho compañero de tragos, y considerado como una franca ofensa al intelecto, algo imperdonable. Sin ir muy lejos, ni caer en todos los detalles que me hacían dudar de si acaso estaba frente a mi espejo, detecte la similitud: exponer la idea de aquello que buscabas, lo que te desvelo la noche anterior y tu todavía no habías dilucidado.
Similitudes físicas: si, son bastantes comunes; preferencias musicales y cinematográficas: todavía no hay tantos o tantas como seres en el mundo, por lo que la coincidencia de gustos es inminente; similitud en lenguaje, vestimenta, oficio, ocupación: no hemos podido ser lo suficientemente genuinos para hacer o decir algo que otro no haya dicho o hecho... al menos ésta es la situación de la mayoría pero; similitudes en aquello que nosotros mismos aun desconocemos.... similitud en el deseo, en el anhelo, en la fantasía, en lo más puro o sórdido de nuestro ser, en aquello que callamos... es, en extremo improbable.
Y si alguien ha tenido la dicha o desdicha de encontrarlo, sabe exactamente el sentimiento que despierta... ¿su nombre?... no lo sé, no se ha nombrado, los pueblos lo han cayado, la humanidad lo ha ignorado, se consumió en la innomia, no es dolor ni alegría, no es tristeza ni rabia, no es amor ni odio, pero engloba a todas y cada una de ellas, sumando la incertidumbre por no saber qué hacer con esto, por no entender de qué forma afectara tu vida, porque si algo es seguro es que no será ya la misma. Que si es para bien o para mal.... ¿quién sabe?, que podrás atrapar esa sombra de tu espejo o se irá tan ligera, de la misma forma en la que llego a ese bar.... ¿quién sabe?
Y te quedas con la sosobra en el pecho, sin poder decir nada.... porque no querrás que además otros conozcan y compartan tu suplicio...

viernes, agosto 03, 2007

Se sortislegis

Sirvase de mi le dije. La mujer incrédula todavía se negaba a admitir que toda la existencia de ese miserable ser había caducado. Sé que no tienes el valor para asumir la libertad que su muerte te ha otorgado y le repetí: sirvase de mi cuanto quiera, cuanto su alma necesite de esta membrana que se dice protectora, poco útil pero que al menos sirve de compañía. Nada cuesta hacerlo pero, se arriesga hasta el último de los deseos más humanos en esa búsqueda insaciable: el bienestar, la felicidad.

Ella solo se volteó y jugo a ser niña, volvió a ser mujer y luego imagino como se vería de anciana, cuando la gracia de su belleza la haya abandonado para siempre, despertó. Era un sueño, estaba en una especie de encantamiento entre aquello que tanto deseaba y aquello que debía hacer, según las normas, lo establecido.

Como viuda debía entonces vestir de negro, no sonreír... mucho mejor si lograba llorar, tener la mirada perdida, volar por otros mundos en un afán por rescatar recuerdos "felices" que muy probablemente nunca existieron y, allí despertó de su encantamiento.... llevaba una eternidad siendo: La viuda de...

En ese momento yo entraba en la cocina de su casa, desgarbado como siempre anhelando como nunca y la vi, y ella luego de casi más una década, finalmente me miro.... en ese instante ella se hizo eco de mi Se sortislegis.