domingo, marzo 14, 2010

El poder de las palabras


Sabias, llenas de verdad, con alto contenido emocional, cargadas de significado y conectadas a millones de recuerdos.

Más que letras, canciones...
más que palabras, vivencias...
más que oraciones, historias...

Aunque nunca entenderé cómo es que sobrevivimos en un mundo conectado por el género linguístico, más que por los verdaderos afectos. Es que, si somos seres relacionales que dependemos del otro para garantizar nuestra superviviencia -al menos la mayoría de nosotros lo somos-, por qué nos importan más los signos que conforman una lengua, que la experiencia que queremos contar a ese otro o que simplemente deseamos repetirnos a nosotros mismos.

Pasamos una considerable parte de nuestra vida aprendiendo la supuesta complejidad de las palabras y los distintos discursos que son capaces de construirse a partir de ellas: maternal, preescolar, primaria, secundaria, luego la universidad, y para los más aferrados al mundo de los signos, siempre existirán los estudios de tercer y cuarto nivel... Pero cuánto tiempo pasamos convirtiendo los signos en verdaderos símbolos? En dónde enseñan a dotarlos de significado, a vivirlos, en fin... a dejarlos existir realmente?

Me pregunto si alguien alguna vez, en lo que va de nuestra historia, se ha molestado en decirnos: habla menos y siente más.

Las palabras, así como los escritos, se diluyen en el viento o las cenizas, pero el escalofrío que corre por la espalda, la sensación de vacío, la opresión en el pecho, el hormigueo, sentirse ofuzcado, el nudo en la garganta, las manos sudorosas, los ojos brillosos y las orejas rojas nunca nos abandonan, se quedan con nosotros para siempre.

Nada de esto lo decimos o escribimos, pero sí las sentimos y padecemos minuto a minuto. Y es ésto lo que nos recuerda que estamos vivos, de resto ni que leámos mil y una vez en un papel que tenemos pulso y que nuestros signos vitales se encuentran estupendamente, tendremos la certeza de estar realmente vivos.

Sin embargo, aunque no tengan el mismo poder que los sentimientos, las palabras intentan transmitir lo que vivimos y pensamos, por eso pongo esta imagen con esta palabra, porque se acerca mucho a decir lo que quiero.

martes, enero 26, 2010

La generación de los que no vivieron Disney

Así lucieron los salones de clase de la UCAB este lunes 25 de enero del 2010, los estudiantes a quienes cariñosamente llamo La Generación de los que no vivieron Disney.

La defino así porque estos jóvenes crecieron -o al menos sus años de plena conciencia- junto a la gestión de Hugo Chávez. Son hijos del Chavismo, lo queramos o no. Y no porque ellos los eligieron así que es lo más triste, pero sin duda son y serán quienes más lo sufran.

Dado esta condición ellos no vivieron la fantasía de Disney (y no es porque no tengan recursos para ir al parque de los "gringos imperialistas"), sino que nunca conocieron lo que era vivir otra opción de país, de gobierno, de sociedad, en fin de Venezuela. Buena, mala, mejor, peor.... eso no es materia de discusión en esta oportunidad.
Pero lo que sí nos ocupa, es que ciertamente esta generación de estudiantes pelean y defienden algo que no vivieron en carne propia, luchan por algo diferente, pero no saben cómo sería esa nueva opción.
No vivieron el Disney, que nosotros, los nacidos en hasta los 80, sí pudimos al menos olfatear...

Y así, esta generación que no conoció a Mickey y al Pato Donal, a la 1 pm de la tarde trancó el acceso a la universidad, congestionando la vía de Antímano-Montalbán donde me encontraba yo, a escasos carros de la entrada y viendo cómo estos muchachos trataban de organizarse, de buscar una manera de expresar su descontento y preocupación por la situación del país.

Traté de quedarme a un lado, sentí que no era ni mi espacio, ni la manera cómo pienso debería aportar al tema "solución del problema político-social del país", pero tampoco me sumé al conjunto de "adultos mayores" -en su mayoría profesores y decanos- . Por ende, estaba en una especie de limbo, que luego entendí que respondía a una división generacional. No era de esa generación de estudiantes jóvenes, enérgicos y vigorosos que sacaban las mesas y pupitres como elementos, no sé si simbólicos o sencillamente prácticos, que completaron de escenario para la barrera humana que se formó a las afueras de la UCAB. Pero obviamente, tampoco encontré espacio en ese grupo de la generación que ya hizo su trabajo, y que en estos momentos comentaban sus recuerdos de sus años de estudiantes: intrépidos y valientes, que protagonizaron los "cambios profundos" que suponen el paso del sistema dictatorial al democrático.

Y allí sin una zona de confort donde poder ubicarme, me incliné a acercarme a los estudiantes. Sentí esa sensación de "estamos haciendo algo acá, esto sí tiene sentido", que siempre viene acompañada con una especie de frenesí tras escuchar como hacen coro de las consignas, transeúntes que se van acercando a la manifestación sumando volumen a la misma, y de ver cómo un autobús de la zona nos cornetea en apoyo de nuestra noble causa. Con el corazón acelerado y la clara convicción de que debíamos movernos hacia la autopista -no sé porqué ni para qué pero era la idea que rondaba mi cabeza- pensé en frío por un momento. Me aparté de los muchachos y vi a uno de mi generación -que aún no la tengo claramente definida-. Que alivio, corrí a unirme a su lado. Había conseguido una zona de confort.

Desde lo alto de la pasarela, donde estaba mi "par", veía a los estudiantes, a cola que se había generado a ambos lados de la vía, a la gente en la calle, a representantes de la generación de los que ya hicieron su trabajo, a uniformados que poco a poco fueron llegando-GN, PM y CIPC-, fiscales de tránsito con cara de desconcierto y los vigilantes de la UCAB preocupados en extremo por los bienes inmuebles de la casa de estudio - para sacar un pupitre o mesa, todo estudiante debía mostrar su carnet-.
Desde esta perspectiva pude entender y apreciar los rostros de los protagonistas de la citada manifestación, en sus caras había rabia y tristeza pero sobre todo desconcierto e incertidumbre: "No tenemos un líder", ¿Y ahora qué hacemos? ¿Para dónde nos vamos?, estas eran las frases que se escuchaban de tanto en tanto.

Y como una especie de Deja vu, entendí que esto ya lo había vivido antes.
Pero, ¿cuánto antes? Y recordé: Mayo del 2007: cuando sacan a RCTV de la TV Nacional, que aunque tampoco era estudiante, tenía poco tiempo de haber dejado los pupitres y aún no se habían delineado las diferencias generacionales. Y recordando aún más atrás, recordé el inicio de año del 2003, había vivido una UCAB que vivía la secuelas del paro petrolero, donde reinaba la incertidumbre, las culpas, los lamentos y el desanimo.

Las caras no eran las mismas, quizás tampoco los motivos, pero las emociones, los gritos, el ambiente, la indecisión, los rumores, la zozobra, el sol y la pasarela eran exactas.
¿Nada había cambiado desde el 2003?, ¿En 10 años pasaría a estar cómodamente ubicada en la generación de los que ya hicieron su trabajo?
Todas estas inquietudes me llevaron a preguntarme ¿A qué hora es la marcha mañana? ¿Qué hago para que esto no siga siendo una réplica exacta de la historia? ¿cómo cambiamos los resultados?

domingo, enero 24, 2010

Evidencia de que no aprendemos a la primera, será que a la segunda sí?

Anomia el estatu quo de la República Bolivariana de Venezuela

Cuando pensé en la idea de tener un blog siempre me dije que no lo iba a impregnar de temas soeces y cotidianos, como la política por ejemplo. Para eso existen otros espacios.
Sin embrago el día de hoy nuevamente ha sido atropellada la moral de los venezolanos.
Hablo de moral porque el alma, las esperanzas, los sueños, el raciocinio, la justicia, la seguridad, las lágrimas, el coraje, la posibilidad de elegir, el habla, la valentía... todo eso ya hace rato que no lo tenemos: nos lo arrebataron o nos lo dejamos arrebatar, en fin el caso es que ya no está.

Por eso decidí tomar mi compu y hacer lo único que puedo controlar y hacer por mis propios medios, o al menos esta fue la única forma que conseguí de sacarme esta sensación de amargura, tristeza, impotencia e indignación, tras pasar horas tratando de descifrar los mensajes encriptados de los voceros de la tan mencionada Oposición venezolana.

Y mientras pensaba en lo mucho que ya se ha dicho y lo poco que se ha hecho, o bueno está bien, no poco pero aceptemos que al menos no lo necesario para acabar con esta situación, escuché de fondo las escuetas cacerolas que sonaron a las 6:00 p.m. en punto (Que coordinación tenemos carajo!), este sonido desvió mi atención. También lo hizo el grito de un vecino quién a todo pulmón llamó a su papá: "Pa está por empezar el juego".
Y así, con este ambiente de fondo terminé de concretar el contenido de este post.

No es una crítica al sistema, a los gobiernos, a la oposición, a las instituciones, a la generación que lo votó en el 98 y en el 2006, a los militares, etc., es un intento de definirnos como nación, aunque este nombre de seguro nos queda grande. Y la palabra que vino a mi mente y luego voló a mi teclado fue la de Anomia, vinculado claro al contexto psicológico, de donde confieso fue que la aprendí, la cual se entiende como un "Trastorno del habla provocado por una dificultad para recordar el nombre de las cosas".
Pensé: los venezolanos sufrimos de Anomia. Sí, de Anomia porque tenemos una incapacidad severa y prolongada de llamar a las cosas por su nombre, de decir las cosas como son, de usar las palabras correctas que queremos decir y no otras parecidas pero más sutiles o políticamente correctas.

Sufrimos de Anomia cuando en vez de hablar de dictadura hablamos de "democracia socialista", cuando llamamos a Hugo Chávez "Presidente" en vez de Dictador, sufrimos de Anomia al aceptar que el 4 de febrero del 92 haya pasado de ser un día de Luto nacional por el golpe de estado a un "día de júbilo nacional", total mal no nos caía un puentecito más para que los venezolanos nos desestresemos.

Se evidencia el trastorno al concluir que ir al juego de béisbol a gritar consignas entre los ininngs mientras disfrutamos del partido es una manera de "Manifestar", e incluso insistimos en que la birra que tenemos en la mano es sólo para aclarar la garganta y vitorear las consignas de rechazo a este funesto régimen: que coraje mi hermano!
Sufrimos de Anomia cuando el "Tas Ponchao", el 1,2,3 o "El Fuera" gritado a todo pulmón, se comenta y se asume como un mesaje de la fanaticada de los Leones del Caracas para atemorizar a los Navegantes del Magallanes.

Somos un pueblo que sufre de Anomia crónica cuando seguimos diciendo que la culpa de todo lo que pasa es de la "Oposición" en vez de decir que lo que pasa es concecuencia de la suma del conjunto de acciones individuales (en donde me incluyo como venezolana), buenas o malas pero en donde todos tenemos cierto grado de responsabilidad.
Padecemos de una epidemia más feroz y mortal que las grandes pandemias que han entristecido a la humanidad, porque la cura y el virus yace dentro de nosotros mismos.

Y finalmente desde la sociología la Anomia se concibe como "la falta de normas o incapacidad de la estructura social de proveer a ciertos individuos lo necesario para lograr las metas de la sociedad" y pensé: que no solo aplica el diagnóstico psicológico sino que se hace mucho más robusto desde la socilogía y la antropología. Esto sin duda nos aclara más el panorama, porque partiendo de la base del concepto sociológico, para no ser un pueblo con Anomia lo primero que tendríamos que tener son una metas claras que nos indiquen qué tipo de sociedad anhelamos.... Allí está la causa, con razón sufrimos de Anomia, porque el cuento del "Proyecto de país" lo he venido escuchando desde los 18 y ya llevo unos cuantos añitos sin leer el mentado proyecto.

Y luego para que no quede dudas de que todos los venezolanos sufrimos de Anomia, una extensión del concepto nos revela que es "un colapso de gobernabilidad por no poder controlar esta emergente situación de alineación experimentada por un individuo o una subcultura, hecho que provoca una situación desorganizada que resulta en un comportamiento no social"...

Señores digan Uds. si no llevamos mucho tiempo sufriendo de estos síntomas, tan es así que usamos el verbo "vivir" cuando realmente lo que estamos es sobreviviendo.

domingo, enero 03, 2010

Año nuevo y su lista de Do´s & Dont´s

Como cada año todos nos ponemos melacólicos por lo que vivimos y dejamos de vivir, por lo que logramos acompañado de esa emoción que ya No volveremos a sentir; y por lo que No cumplimos, pero de igual forma nos hizo sentir... tristes y desemperazados sí, pero igual nos hizo hervir la sangre y nos quita el sueño de tanto en tanto.

Ciertamente acompañado de esta especie de melancolía, se experimenta una suerte de frenesí por ese "mundo de posibilidades" que se nos viene por delante: Un Año Nuevo, le llaman...
Y entonces es en donde palabras como positivimo, fé, oportunidad, transformación, mejoramiento, optimismo, confianza, etc., se ponen a la orden día junto con los millones de mensajes estilo: En este año todo lo mejor, o Seguro este año será mejor, o Mis mejores deseos para el XXXX. Frases todas prefabricadas dignas de unas fechas igual de acartonada.

Este hecho me lleva de nuevo a la idea que inspiró este blog: poner en evidencia que vivimos en una eterna dualidad, en una encrucijada, enfrentados a miles de opciones y a sobrellevar la controversia, la incertidumbre, a tratar de entender los opuestos y, a aceptar la idea de la libre elección, pero con condiciones...

Un año nuevo nos trae nostalgia y esperanza, nos trae sentimientos encontrados, nos trae lo malo y lo nuevo, todo esto y de una sola vez. Y entre los rituales que se suelen hacer en estos días de renacimiento y buenos propósitos, es la famosa lista de cosas por hacer, decir, sentir, vivir, fingir, amar, odiar, mirar, probar. Una lista tan larga como lo precise la necesidad de logro del individuo o su capacidad de síntesis... una lista que no tiene otro destino, que adornar un corcho en el cuarto o en la oficina o decorar la blanca superficie de la puerta de la nevera.

Una lista de cosas por hacer, así como la lista del mercado: alguna cosas las consigues otras no. Pero ya vendrá una nueva visita al súper, donde tendremos la oportunidad de comprar lo que quedó pendiente, podemos pasar una semana y hasta un mes sin un artículo de la lista del mercado... y peor aún podemos pasar años e incluso la vida sin hacer check a uno o a varios de esos "puntos vitales" de la lista de fin o de inicio de año, cómo Uds. la quieran ver...

Y yo hoy me pregunte, ¿habrá una lista de las cosas que NO debemos hacer o seguir haciendo?

Porque si bien esta lista probablemente sea más larga y más difícil de cumplir, seguramente resulte más útil... en ella estaríamos plasmado lo que estamos seguro de No querer ser o de No seguir siéndolo. A veces definir y concretar lo que No es, lo que No nos gusta, lo que No debemos hacer, es más fácil que enfrentarnos a la idea de escribir una lista a partir de infinitas posibilidades que se vienen por delante ante un "Nuevo año", acompañado éste además, por las frases de hurra y vitoreo típicas de la fecha.

Yo oficialmente voy a hacer mi lista de Dont´s y no de Do´s, y aunque sé que es una artimaña casi semántica porque estas listas son como la cara y la cruz de una misma moneda, al menos evito una parte de la historia, siento una sola de las emociones, los Dont´s no generan nostalgia si realmente estamos convencidos de que No deberían formar parte de nuetra vida, de nuestro Año nuevo!

martes, junio 23, 2009

Padre bueno, padre malo

Un día de junio, cualquiera podría ser... el que mejor te guste, me veo visitando un santo lugar, de esos típicos en donde solemos colocar los restos de las personas a quienes amamos. Podría ser en horas de la tarde, porque la verdad nunca he sido tan madrugador. Probablemente haya comido y  ya sean pasada las 2, un domingo no, eso sí... es que esos días son muy concurridos estos sitios. Creo que sería un día que me escape de la oficina y resuelva pasar a saludar.

Cuando llego paso frente a tu sitio de reposo, intentando leer debajo de las hojas secas las letras que conforman tu nombre y ese mensaje que tanto costo redactar: amado esposo,  honorable padre e invaluable profesional... nos quedó de perlas, ninguno de tus actuales vecinos goza de una síntesis de vida tan gloriosa, al parecer no te equivocaste en nada.
Y esa es mi tarea de cuando en cuando, volver a recapitular el proceso de sincretismo que conlleva entender que de amado si tuviste mucho y mucho.... pero no solo como esposo, sino también amante, novio, amigo con derecho y hasta el título de viejo verde bien te lo pudiste ganar, de algo si estoy seguro que a todas las trataste como un caballero y a todas las juraste amar hasta el último de tus días, capaz no es que nunca las amaste, quizás es nunca supieron lo que significaba para ti amar...
De honorable padre, bueno tu bien recordarás las miles de veces que en el auto encontraba un teléfono con unos labios carmesí tatuados a una servilleta amarillenta que llevaba impreso el nombre de un  recocido bar; y los cuentos que con orgullo mi hermano comentaba con sus amigos, acerca de las experiencias de cómo lo llevaste a conocer la gloria de ser hombre... y no un hombrecillo cualquiera sino uno con poder. 

Pero cuando se trata de honor, no podemos dudar que eras ejemplo, cuando Lola llegó un día a casa sintiéndose mal del estómago y jurándole a nuestra madre que solo había sido una vez, tu voz retumbo en la casa de Jacinto, el vecino culpable del malestar estomacal, que hoy es mi cuñado malhumorado que reniega de esa alianza y lo hará hasta el día de su muerte, pero por ser una impecable cabeza de familia y conducir tan ágilmente los pequeños traspiés de sus miembros, incluido tú mismo,  nuestro honor nunca se vio manchado ni siquiera por el parto de una sobrina sietemesina que pesaba como una bebé a término.

Y lo de profesional no lo dudo, seguro fuiste inigualable... quien podría superar esa manera tan ingeniosa de hacer negocios y amasar dinero, sin ser especialmente brillante en un área laboral, lo único que debías hacer era asegurar que no todo lo que llegara al puerto de nuestra ciudad llegara a su destino... tu como siempre tan voluntarioso, escogías otra dirección de entrega que generara una jugosa comisión.

Vengo aquí por el mes de junio para recordarme gracias a esta placa las cosas buenas que hiciste, porque el resto de los 11 meses solo recuerdo al padre malo....

miércoles, junio 17, 2009

Solo quiero la verdad

Nada de engaños ni de dudas, vivir en un mundo perfectamente entendible, que no deje a nadie en ascuas ni que que hable de la dulce espera... es irónica esta frase no les parece:
¿cómo va a ser dulce una espera? ¿acaso lo son las salas de espera de los hopistales, acaso los son las horas de espera para comprar un jean en remate? ¿qué mito extraño hemos creado para darle carta blanca a la duda? ¿por qué dejamos que la sosobra ocupe parte de nuestro día a día? ¿por qué invitamos a la cama a la esperanza, si sabemos lo perversa que puede llegar a ser? ¿por qué vivimos en el quizás, en los grises, en los medios? ¿por qué inventarnos un drama de una película que ya sabemos como termina? ¿de dónde nos viene ese indomable deseo de vivir la vida robándole señales a las caras, situaciones, oraciones, gestos, silencios y asuencias? y más aún, ¿quién nos dijo que sabíamos leerlas correctamente? ser un lector infalible de señales es un Don, lástima que los dones se les otorgue a tan pocos