miércoles, agosto 15, 2007

Entremeses


Buenas noches, ¿mesa para dos? Si por favor, ¿fumadores o no fumadores?, fumadores por favor, señor me temo que mesa para dos en el área de fumadores no tengo disponible en este momento, ¿será que gusta pasar a la barra mientras esperamos que se desocupe un adecuada para ustedes? El hombre y la mujer, un poco indecisos deciden finalmente pasar a la barra. ¿Que desean de tomar? Una cerveza, dice el hombre, un martini la mujer, tras una larga charla ajena a sus propias vidas e inmersas en la existencia de terceros, se acerca el amable caballero que al principio los recibió: Disculpen señores se está desocupando una mesa en el área de fumadores, siento la demora (habían pasado unos 50 minutos), pasen por aquí por favor.

El caballero les trae con premura la carta a la pareja, tras un tiempo prudencial vuelve ¿Ya decidieron que van a querer ordenar? Si, dice la mujer, yo quiero un entremés, ¿Cuál me remienda? Bueno antes que hacerle la sugerencia tendría que saber si es para compartir. Depende, dice el hombre. La mujer con el sí prisionero en la garganta, concluye: si es que a nosotros no nos gustan las mismas cosas, que atinados fuimos al venir a este sitio que brinda tantas opciones.... A mi me da un carpaccio de lomito, dice el hombre. Yo quiero una ensalada de atún, dice la mujer. Muy amablemente el mesonero les contesta, como recomendación le sugiero otra cosa, porque el atún no está fresco y, el carpaccio si es una buena opción pero el cocinero especialista en eso se acaba de ir por una emergencia, pero viene como 30 minutos, si no les molesta esperar.... Vuelvo en un rato para que puedan decidir.... Y el mesonero se marcha, dejando a los dos perfectos extraños uno frente al otro, en seguida toman de nuevo la carta, hay que volver a escoger, se volverán a notar las discrepancias en los entremeses!

Esta escena es un reflejo claro y simple de las relaciones amorosas, realizando ciertas sustituciones tenemos:

Buenas noches, ¿mesa para dos? Si por favor, ¿fumadores o no fumadores?, fumadores por favor. Cuando se habla de pareja, casi siempre hay un tercero, que funge como mediador, conciliador, fuente de estrés, intriga o angustia para la relación, pero solo dos... nunca. Es que hasta la sombra de un antiguo romance se inmiscuye....

Señor me temo que mesa para dos en el área de fumadores no tengo disponible en este momento, ¿será que gusta pasar a la barra mientras esperamos que se desocupe un adecuada para ustedes? El hombre y la mujer, un poco indecisos deciden finalmente pasar a la barra. ¿Y para qué les preguntan qué quieren?, ¿por qué les muestran un infinito mundo de opciones?, cuando de antemano ya saben que la respuesta siempre es: sabes que soy así, yo puedo hacer un esfuerzo, por ti.... y bueno lo único que te pido es esperar a ver si cambio... lo que pasa es que a tú no le das tiempo al tiempo....

¿Que desean de tomar? Una cerveza, dice el hombre, un martini la mujer, tras una larga charla ajena a sus propias vidas e inmersas en la existencia de terceros. Quizás para no hablar de ellos, de lo que les acontece o sencillamente porque no hay nada nuevo o interesante en tu vida que contarle a él o ella, pero no significa que su vida sea sosa, miserable y triste, no es que no deseen compartir lo que les acontece (lo bueno o lo malo o ninguno de los dos), si no que no lo quieren hacer frente a esa persona que esta al lado suyo, piensan que es infructífero, irrelevante....


Se acerca el amable caballero que al principio los recibió: Disculpen señores se está desocupando una mesa en el área de fumadores, siento la demora (habían pasado unos 50 minutos), pasen por aquí por favor. Tras una larga espera hay una luz que llena de esperanza: si cambio, si me quiere.... por eso lo aceptan sin reservas porque muy dentro de ellos saben que algo bueno les va a tocar, todo el mundo les dice lo buen “partido” que es.

El caballero les trae con premura la carta a la pareja, tras un tiempo prudencial vuelve ¿Ya decidieron que van a querer ordenar? ¿Y qué pasa cuando en la pareja ya pasa "ese tiempo prudencial"? nada, toca el siguiente paso, porque qué excusa van a dar, es lo que se espera y que ni intenten salirse de allí.

Si, dice la mujer, yo quiero un entremés, ¿Cuál me remienda? Bueno antes que hacerle la sugerencia tendría que saber si es para compartir. Siempre, de eso se trata la relación de pareja "sana" ¿cierto?

Depende, dice el hombre. La mujer con el sí prisionero en la garganta, concluye: si es que a nosotros no nos gustan las mismas cosas, que atinados fuimos al venir a este sitio que brinda tantas opciones.... Pero como nada es como "el deber ser, por ello no existe ese siempre.... solo hay “algunas veces” y porque de realidad resulta ser un gusto en común, sino ni siquiera estuviesen en la misma mesa sentados... al menos comparten el gusto por el "acto de comer".
La singularidad de cada uno comienza allí en los entremeses de la relación, pero nadie dice nada, y las defensas más oscuras se ciñen sobre ellos: justificación, racionalización, negación y hasta desplazamientos.... antes loco que asumir las diferencias, pero cómo hacerlo si "nacimos el uno para el otro"


A mi me da un carpaccio de lomito, dice el hombre. Yo quiero una ensalada de atún, dice la mujer. Muy amablemente el mesonero les contesta, como recomendación le sugiero otra cosa, porque el atún no está fresco y, el carpaccio si es una buena opción pero el cocinero especialista en eso se acaba de ir por una emergencia, pero viene como 30 minutos, si no les molesta esperar.... Bueno, nada cuesta volver a darle una oportunidad a la relación, total no siempre les va mal, tienen sus momentos.... esos por los que hoy aún suspiran, anhelan pero a la vez detestan por ser la fuente de su eterno si, puedo esperar un poco más....

Vuelvo en un rato para que puedan decidir.... Y el mesonero se marcha, dejando a los dos perfectos extraños uno frente al otro, en seguida toman de nuevo la carta, hay que volver a escoger, se volverán a notar las discrepancias en los entremeses! Pero, ¿Y por qué no se cambian de restaurante? ¿Y si el quiere su carpaccio y ella su ensalada de atún?, ¿por qué buscar algo con lo cual compensar la falta, con lo que soportar la pérdida, con lo cual engañar al estómago?

2 comentarios:

Cronopio dijo...

Dos cosas me vinieron a la mente al leer su post que no sé muy bien cómo interpretar, pero que comparto either way. La primera fue una caricatura de Quino en la que se ve a Felipe y Mafalda tratando de jugar al ajedrez. De pronto se les acerca Guille y le pregunta a los dos qué hacen, ellos responden que juegan al ajedrez. Guille entonces pregunta si los dos pueden ganar, y ellos con sorna le responden que obviamente no, sólo gana uno. La caricatura cierra con Guille preguntando ¿y entonces, para qué juega el otro?
La otra cosa tiene que ver con el tema, ya trillado, de la comida y el afecto que los psicoanalistas han sabido explotar tan bien.
Esas son las dos cosas que me vinieron a la mente leyendo el post. De lo que si estoy seguro es que, definitivamente, hay veces que podemos ver a dos personas luchando incansablemente para no encontrarse nunca, sin que jamás logren su objetivo.
Saludos a ambas.
C.

Ormuz&Ahirman dijo...

El no saber cómo interpretar las cosas, mi estimado, es justamente lo que se quiere transmitir en este post, y en general en el blogg, porque siempre hay mínimo dos formas de ver, ser, sentir, padecer, etc.... y no hablemos cuando no es una díada si no múltiples los elementos que se configuran alrededor de un hecho, sentimiento, percepción, idea, etc.
Muy atinada la pregunta de Guille... yo creo que nadie nunca "gana", solo tenemos micro batallas personales en las que no salimos tan jodidos, pero The winner is: nobody!
Saludos desde este lado de la acera!