martes, enero 26, 2010

La generación de los que no vivieron Disney

Así lucieron los salones de clase de la UCAB este lunes 25 de enero del 2010, los estudiantes a quienes cariñosamente llamo La Generación de los que no vivieron Disney.

La defino así porque estos jóvenes crecieron -o al menos sus años de plena conciencia- junto a la gestión de Hugo Chávez. Son hijos del Chavismo, lo queramos o no. Y no porque ellos los eligieron así que es lo más triste, pero sin duda son y serán quienes más lo sufran.

Dado esta condición ellos no vivieron la fantasía de Disney (y no es porque no tengan recursos para ir al parque de los "gringos imperialistas"), sino que nunca conocieron lo que era vivir otra opción de país, de gobierno, de sociedad, en fin de Venezuela. Buena, mala, mejor, peor.... eso no es materia de discusión en esta oportunidad.
Pero lo que sí nos ocupa, es que ciertamente esta generación de estudiantes pelean y defienden algo que no vivieron en carne propia, luchan por algo diferente, pero no saben cómo sería esa nueva opción.
No vivieron el Disney, que nosotros, los nacidos en hasta los 80, sí pudimos al menos olfatear...

Y así, esta generación que no conoció a Mickey y al Pato Donal, a la 1 pm de la tarde trancó el acceso a la universidad, congestionando la vía de Antímano-Montalbán donde me encontraba yo, a escasos carros de la entrada y viendo cómo estos muchachos trataban de organizarse, de buscar una manera de expresar su descontento y preocupación por la situación del país.

Traté de quedarme a un lado, sentí que no era ni mi espacio, ni la manera cómo pienso debería aportar al tema "solución del problema político-social del país", pero tampoco me sumé al conjunto de "adultos mayores" -en su mayoría profesores y decanos- . Por ende, estaba en una especie de limbo, que luego entendí que respondía a una división generacional. No era de esa generación de estudiantes jóvenes, enérgicos y vigorosos que sacaban las mesas y pupitres como elementos, no sé si simbólicos o sencillamente prácticos, que completaron de escenario para la barrera humana que se formó a las afueras de la UCAB. Pero obviamente, tampoco encontré espacio en ese grupo de la generación que ya hizo su trabajo, y que en estos momentos comentaban sus recuerdos de sus años de estudiantes: intrépidos y valientes, que protagonizaron los "cambios profundos" que suponen el paso del sistema dictatorial al democrático.

Y allí sin una zona de confort donde poder ubicarme, me incliné a acercarme a los estudiantes. Sentí esa sensación de "estamos haciendo algo acá, esto sí tiene sentido", que siempre viene acompañada con una especie de frenesí tras escuchar como hacen coro de las consignas, transeúntes que se van acercando a la manifestación sumando volumen a la misma, y de ver cómo un autobús de la zona nos cornetea en apoyo de nuestra noble causa. Con el corazón acelerado y la clara convicción de que debíamos movernos hacia la autopista -no sé porqué ni para qué pero era la idea que rondaba mi cabeza- pensé en frío por un momento. Me aparté de los muchachos y vi a uno de mi generación -que aún no la tengo claramente definida-. Que alivio, corrí a unirme a su lado. Había conseguido una zona de confort.

Desde lo alto de la pasarela, donde estaba mi "par", veía a los estudiantes, a cola que se había generado a ambos lados de la vía, a la gente en la calle, a representantes de la generación de los que ya hicieron su trabajo, a uniformados que poco a poco fueron llegando-GN, PM y CIPC-, fiscales de tránsito con cara de desconcierto y los vigilantes de la UCAB preocupados en extremo por los bienes inmuebles de la casa de estudio - para sacar un pupitre o mesa, todo estudiante debía mostrar su carnet-.
Desde esta perspectiva pude entender y apreciar los rostros de los protagonistas de la citada manifestación, en sus caras había rabia y tristeza pero sobre todo desconcierto e incertidumbre: "No tenemos un líder", ¿Y ahora qué hacemos? ¿Para dónde nos vamos?, estas eran las frases que se escuchaban de tanto en tanto.

Y como una especie de Deja vu, entendí que esto ya lo había vivido antes.
Pero, ¿cuánto antes? Y recordé: Mayo del 2007: cuando sacan a RCTV de la TV Nacional, que aunque tampoco era estudiante, tenía poco tiempo de haber dejado los pupitres y aún no se habían delineado las diferencias generacionales. Y recordando aún más atrás, recordé el inicio de año del 2003, había vivido una UCAB que vivía la secuelas del paro petrolero, donde reinaba la incertidumbre, las culpas, los lamentos y el desanimo.

Las caras no eran las mismas, quizás tampoco los motivos, pero las emociones, los gritos, el ambiente, la indecisión, los rumores, la zozobra, el sol y la pasarela eran exactas.
¿Nada había cambiado desde el 2003?, ¿En 10 años pasaría a estar cómodamente ubicada en la generación de los que ya hicieron su trabajo?
Todas estas inquietudes me llevaron a preguntarme ¿A qué hora es la marcha mañana? ¿Qué hago para que esto no siga siendo una réplica exacta de la historia? ¿cómo cambiamos los resultados?

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